La obsesión por el Hotel Riviera: El mafioso que quiso adueñarse del malecón

Calle y Malecón 🤔

Cuando hablamos de Cuba, pensamos en su música, sus playas y ese sabor único que lleva en el alma. Pero en la década de los 40 y 50, La Habana fue mucho más que guaracha y ron; fue un paraíso para la mafia italoamericana. Entre los nombres más sonados de esta historia de crimen y ambición, destaca el de Albert Anastasia, un capo con grandes planes para la Isla y una obsesión: el icónico Hotel Riviera.

El Interés de la Mafia en Cuba: ¿Por Qué la Isla?

Desde los años 20, los gánsteres americanos vieron a Cuba como una tierra prometida. Durante la Ley Seca en Estados Unidos, el ron cubano se convirtió en oro líquido. Pero el negocio del contrabando era solo el principio. La Habana era un paraíso para el libertinaje y las apuestas, atrayendo a los turistas y a los capos que buscaban ampliar su imperio.

Aunque en los años de Gerardo Machado y la derogación de la Ley Seca las cosas se enfriaron un poco, la mafia nunca dejó de mirar hacia Cuba. En 1946, durante la famosa convención en el Hotel Nacional, se repartieron los negocios entre los grandes nombres del crimen organizado, marcando el inicio de una era dorada para la mafia en la Isla.

Albert Anastasia: El Matón que Soñó con el Hotel Riviera

Nacido en Calabria, Italia, en 1902, Albert Anastasia fue un hombre temido, conocido como el jefe de «Murder Inc.», una red de sicarios al servicio de la mafia. Aunque llegó ilegalmente a Estados Unidos, se las ingenió para obtener la ciudadanía gracias a sus “servicios” durante la Segunda Guerra Mundial.

Su llegada a Cuba no fue casualidad. Con el apoyo de políticos corruptos, encontró en La Habana un refugio seguro, convirtiendo a la Isla en una base para sus operaciones. Pero su verdadera obsesión fue el Hotel Riviera, una joya del malecón habanero construida por Meyer Lansky, el cerebro detrás del lavado de dinero de la mafia en Cuba.

Aunque Anastasia ya controlaba el casino del Habana Hilton, quería más. Sin embargo, sus ambiciones chocaron con Lansky y otros capos, como Santo Trafficante Jr., lo que encendió una guerra de poder que terminaría marcando su destino.

El Trágico Final del «Sombrerero Loco»

El 25 de octubre de 1957, Anastasia encontró su final en una barbería del hotel Park Sheraton en Nueva York. Dos encapuchados le dispararon mientras estaba sentado, dejando claro que incluso los jefes más temidos no eran intocables.

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Aunque nunca se confirmó quién ordenó su asesinato, los rumores apuntaron a Carlo Gambino, quien asumió el control de la organización. Gambino, reservado y astuto, se convirtió en el inspirador del personaje de Vito Corleone en la novela El Padrino.

El Legado de la Mafia en Cuba

Aunque Anastasia no logró adueñarse del Hotel Riviera, su historia es un recordatorio de cómo la mafia dejó su huella en La Habana. El glamour de los casinos y hoteles de la época oculta una realidad oscura de corrupción y crimen, pero también nos muestra cómo la Isla fue un escenario central en el juego de poder de los capos más grandes.

Si alguna vez paseas por el malecón y miras el majestuoso Riviera, recuerda que detrás de su belleza hay historias de ambición, traición y un capo que quiso convertirlo en su corona.

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