En pleno centro histórico de La Habana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982, se alza majestuosa la Catedral de La Habana. Este lugar no es solo un sitio religioso, es un símbolo de la identidad cubana, un testigo silencioso de más de cuatro siglos de historia, y un punto de encuentro para quienes quieren sentir el sabor auténtico de Cuba. 😍
La zona donde se encuentra la catedral es, sin duda, uno de los rincones más fotogénicos y emblemáticos de la capital cubana. Pero, ¿sabías que antes de ser este espacio tan elegante y lleno de vida, era un lugar prácticamente olvidado? ¡Así es! Pasó de ser un «desaguadero» (sí, como lo oyes) a convertirse en la Plaza de la Catedral, un sitio que hoy respira historia y cultura por todos sus poros.
De basurero a joya arquitectónica: La transformación de la Plaza de la Catedral
Imagínate esto: en el siglo XVII, el lugar donde hoy se erige la catedral era un terreno pantanoso y malsano, usado como mercado y corral de ganado. 😱 Pero, como dice el refrán cubano, «lo que no tiene arreglo, se arregla con más arreglo», y así fue. Con el tiempo, este espacio se transformó en uno de los lugares más elegantes de La Habana, donde se celebraban grandes fiestas y ceremonias.

El historiador Emilio Roig lo describió como un sitio que pasó de ser un «antiguo desaguadero» a convertirse en el «primer lugar de la capital», después de la Plaza de Armas. Y no es para menos, porque hoy en día, la Plaza de la Catedral es considerada una de las zonas más bellas de La Habana. Hasta el escritor José Lezama Lima la llamó «la zona del primer hechizo habanero». 🎩✨
Y si hablamos de la fachada de la catedral, el mismísimo Alejo Carpentier la describió como «música convertida en piedra». ¿No es acaso una descripción que te hace querer verla con tus propios ojos? 🎶

Comenzando una historia con más de 4 siglos
La historia de la Catedral de La Habana es tan fascinante como la ciudad misma. Antes de que se construyera este imponente edificio, el lugar era un sitio anegadizo y malsano. Pero en 1587, el gobernador Gabriel de Luján decidió construir un aljibe (una especie de cisterna) para aprovechar los manantiales que corrían por la zona. Esto permitió que las embarcaciones del puerto y los habitantes de la villa tuvieran acceso al agua. 💧
Este sistema de abastecimiento funcionó durante siglos, e incluso en el siglo XIX, todavía existía un establecimiento llamado «Baños de la Catedral», ubicado en el Callejón del Chorro. ¡Imagínate bañarte en un lugar con tanta historia! 🛁

Los jesuitas: Los culpables de tanta belleza
Pero la verdadera transformación del lugar llegó con los jesuitas. En el siglo XVII, este espacio no era muy apreciado por los habaneros, pero los jesuitas vieron su potencial. En 1704, el Procurador General se opuso a que construyeran una iglesia allí, argumentando que era el único lugar de esparcimiento para los habitantes. Pero, como suele pasar en Cuba, «la ley se respeta, pero no se cumple», y los jesuitas lograron su objetivo. 😅
El obispo de Compostela compró el terreno por 10,000 pesos con la intención de construir un colegio y una iglesia. Lo que comenzó como un humilde oratorio con techo de guano (sí, como las chozas de los pescadores) se convirtió, con el tiempo, en un imponente edificio. Aunque los jesuitas fueron expulsados de Cuba en 1767, su legado perduró. 🏗️
La Catedral de La Habana por dentro y por fuera
La Catedral de La Habana es una obra maestra del estilo barroco, con influencias toscanas. Tiene tres naves y ocho capillas laterales, y su piso de mármol blanco y negro es simplemente impresionante. En la parte superior del altar, se pueden apreciar tres pinturas del artista italiano José Perovani, incluyendo «La Asunción». 🎨
Dentro de la catedral también se encuentran las tumbas de varios obispos y personajes ilustres de Cuba. Y aunque el monumento funerario dedicado a Cristóbal Colón ya no está allí, su historia sigue viva. Además, no puedes perderte la imagen de San Cristóbal, el patrono de La Habana, representado con el niño Jesús en brazos. 🙏
Los alrededores de la Plaza de la Catedral
La Plaza de la Catedral no sería lo mismo sin sus impresionantes edificios coloniales. Uno de los más destacados es la Casa de Don Luis Chacón, también conocida como la Casa del Conde de Casa Bayona. Esta casona, construida en 1720, es un ejemplo perfecto de la arquitectura colonial cubana. Hoy en día, alberga el Museo de Arte Colonial, donde puedes sumergirte en la vida de la época. 🏰
Otro lugar que no te puedes perder es el Palacio del Marqués de Aguas Claras, que hoy funciona como el restaurante El Patio. Este palacio, con sus arcos y su diseño único, es una joya de la arquitectura habanera. Y si te gusta el arte, no dejes de visitar la Casa Lombillo, que fue sede de la Oficina del Historiador de la Ciudad y hoy alberga varias instituciones culturales. 🎭
La Catedral de La Habana: Un símbolo de cubanía
La Catedral de La Habana no es solo un edificio religioso; es un símbolo de la identidad cubana. Desde su construcción, ha sido elogiada por escritores, artistas y arquitectos de todo el mundo. José Lezama Lima describió sus fachadas como «el oleaje marino convertido en piedra», mientras que el historiador Emilio Roig de Leuchsenring la consideró uno de los monumentos más importantes de la época colonial. 🌊
Hoy en día, la catedral sigue siendo un lugar de encuentro para los cubanos y un punto de referencia para los visitantes. Su conservación es un recordatorio de la importancia de proteger nuestro patrimonio histórico y cultural.
Un viaje en el tiempo lleno de sabor cubano
La Catedral de La Habana es mucho más que un edificio religioso; es un testigo vivo de la historia de Cuba. Desde sus humildes comienzos como un terreno pantanoso hasta convertirse en uno de los lugares más emblemáticos de La Habana, su historia está llena de anécdotas, curiosidades y, sobre todo, mucha cubanía. 🥰
Así que, si alguna vez visitas La Habana, no dejes de pasar por la Plaza de la Catedral. Tómate un cafecito en alguno de sus bares, admira la arquitectura colonial y déjate llevar por el hechizo habanero. Porque, como bien dice el refrán cubano, «La Habana es como un libro: hay que leerla página a página». 📖